¿PARA QUE INVESTIGAR?
Esta breve introducción, de carácter problematizador, no es una presentación
del contenido de los artículos, sino una construcción que
pretende mostrar a los lectores interesados en la investigación cómo
construir un marco teórico utilizando a los autores y suscitar el interés
por el estudio de los trabajos que despejan el camino acerca de lo
que es la investigación y de la necesidad de ésta para la recuperación,
actualización y descubrimiento del conocimiento que permita su
apropiación, en tanto capital cultural incorporado, en el sentido que
da Bourdieu.
Corresponde a cada autor la responsabilidad de sus afirmaciones,
así como a nosotros lo que hemos escrito en este espacio.
El arte de investigar constituye un axioma1 particularmente enigmático
en el sentido que no se ve la evidencia de la afirmación, sino
que requiere una argumentación para hacernos ver su verdad desde
el punto de vista epistemológico.
Esto nos lleva a preguntarnos si investigar es un quehacer científico
o una expresión artística del investigador, o bien una manera
técnica de acercarse a la realidad de las cosas, los hechos sociales y
los eventos históricos.
¿El crear conocimiento es producto de la reflexión teórica del
investigador, encerrado en una torre de marfil, o en su cubículo,
pensando y deduciendo consecuencias y conclusiones de un axioma?,
¿o es producto de la utilización de una serie de técnicas para recabar
información y deducir ideas explicativas nuevas? ¿Es un arte en el sentido
de una manifestación de la genialidad creadora del investigador?,
¿o es producto de la aplicación lógica de una serie de pasos a seguir
para descubrir las causas y los efectos de los acontecimientos y hacer
inteligible la realidad social?
Las preguntas anteriores nos llevaron a convocar a un conjunto
de experimentados investigadores a fin de conocer sus puntos de
vista y su concepción del quehacer investigativo, más allá de la vieja
discusión de las modalidades de la investigación que imperó en los
primeros años de la Universidad Autónoma Metropolitana-Xochimilco
(uam-x) y que, en cierta manera, está presente en nuestros días, a
35 años de distancia de su creación: investigación para la docencia,
es decir, para el aprendizaje o investigación generativa de nuevos conocimientos.
¿Qué características debía reunir la investigación en un
sistema innovador como lo fue el Sistema Modular de la uam-x? La
respuesta se dividió en dos: por una parte, la investigación en el aula,
en torno a los objetos de transformación, es de carácter pedagógico,
es decir, para el aprendizaje. En otras palabras, es un proceso de
descubrimiento del conocimiento y de apropiación del mismo para la
formación de los alumnos, de allí su nombre de “investigación formativa”;
por otro lado, la investigación de los docentes debería ubicarse
en el campo de la creación de nuevos conocimientos, es decir, de la
investigación generativa, lo que permitiría llevar al aula los conocimientos
más actuales sobre los temas de investigación del propio
docente. De esta manera el aprendizaje se centraría en los intereses
de los alumnos y se abordaría a través de la investigación formativa,
reforzada por los aportes de la generación de conocimientos del docente
en turno.
Al paso de los años, la experiencia exitosa y las dificultades encontradas
en el proceso de enseñanza-aprendizaje nos han llevado a
buscar soluciones a los problemas reales que encuentran los alumnos
y los profesores para realizar investigación y para llevar al aula esos
conocimientos recuperados o generados en el proceso investigativo.
Los textos reunidos en este libro no son sólo la expresión rápida
de unas ideas en el contexto de una conferencia, o de una mesa redonda, o de un seminario, sino son producto de una reflexión sólidamente
fundamentada por los autores que tuvieron a bien revisar y
corregir sus ponencias a fin de transformarlas en ensayos o artículos
de carácter científico para apuntalar sus opiniones y convicciones
acerca de lo que es la investigación en el contexto de la formación de
los alumnos de todas las carreras. Es decir, este libro no es exclusivo
para los estudiantes de ciencias sociales y humanidades, sino para
todos: médicos, arquitectos, ingenieros, enfermeros etcétera, ya que
la epistemología como fundamento de la cientificidad de la investigación
es necesaria para cualquier tipo de investigación que se realice
en cualquier campo del saber y del sentir humano, como el arte, por
ejemplo, y de la expresión oral y escrita de carácter poético. Luego
entonces, la investigación se constituye en un arte, afirma Meza
citando a Spinoza. la reflexión teórica y la aplicación de técnicas
para recopilar información y transformarla en datos requiere no sólo
conocimientos de la disciplina, sino una fuerte dosis de arte, en el
sentido del saber hacer práctico, cuasi artesanal para saber acercarse
a la realidad a investigar y allegarse información útil con el objetivo
de descubrir las relaciones internas de los hechos observados y crear
nuevos conocimientos, al menos para el investigador, acerca de la
realidad estudiada.
Los trabajos aquí reunidos abordan una misma problemática desde
diversos puntos de vista: los primeros se ubican en el plano de la
epistemología; una segunda serie versa sobre los métodos de investigación;
la tercera implica reflexiones desde el uso de la estadística
en investigaciones de carácter cuantitativo: finalmente, hay una serie
de trabajos que reflexionan acerca de los diferentes métodos y de la
potencialidad de inteligir la realidad de cada uno de ellos, así como la
diferencia entre método y técnicas.
El conjunto constituye un material muy importante para los estudiantes
de ciencias sociales que pueden consultar las diferentes posiciones
teóricas de los autores y a la vez fortalecer su formación como
cientistas y profesionales de las ciencias sociales.
Epistemología y conocimiento social
En este punto se plantea una serie de problemas desde la perspectiva
de la epistemología, vista ésta como la rama de la filosofía que se encarga de analizar los procedimientos de construcción del conocimiento.
Desde la etimología epistemología viene del griego, episteme, “conocimiento”,
y logos, “teoría”, tratado. En este sentido, la epistemología
se ocupa de la definición del saber y de los conceptos relacionados, de
las fuentes, los criterios, los tipos de conocimiento posible y el grado
con el que cada uno resulta cierto; así como la relación exacta entre
el que conoce y el objeto conocido.2 De esta forma, la epistemología
analiza los criterios por los cuales se justifica el conocimiento, además
de considerar las circunstancias históricas, psicológicas y sociológicas
que llevan a su obtención. Por tanto, la epistemología es la doctrina
de los fundamentos y métodos del conocimiento científico, por lo que
es la teoría de la ciencia.3 Ahora bien, en la práctica se trata de tener
una actitud de observancia y de “vigilancia” epistemológica”; es decir,
de revisar la rigurosidad de la recolección de los datos, de la interpretación
de los mismos a la luz de la teoría de referencia y del margen
de la interpretación subjetiva del investigador, el cual nos es difícil evitar.
En todo caso, la rigurosidad se manifiesta en la relación estrecha
entre nuestros planteamientos o problema a investigar, las preguntas
de investigación o hipótesis, la teoría que se maneja y el análisis de
los datos, proceso en el cual se crea nueva teoría, con lo cual se hace
avanzar la ciencia —ello implica analizar acontecimientos y no sólo
hechos—. Analizar hechos es mantener la distancia “objetiva” entre
el investigador y lo investigado; reconocer acontecimientos conlleva el
involucramiento personal y la búsqueda de categorías nuevas que nos
permitan expresarlo. La reflexión crítica sobre este proceso constituye
la vigilancia epistemológica. Esto no impide reconocer otras formas
de conocimiento como el artístico, el poético, el filosófico, el religioso,
procedente de la literatura o incluso del mito, que va más allá del
conocimiento “científico”, positivista, racionalista o tecnológico, propio
del pensamiento racionalista-instrumental occidental y capitalista
(Sáez). La creatividad del individuo es el origen de esta búsqueda de
nuevos conceptos y categorías que logren traducir lo que está sintiendo,
viviendo y procesando en su investigación.
El difícil camino de la investigación social
Hablar de investigación hoy en día parece ser una moda ya que todo
mundo realiza encuestas de opinión, de tendencia al voto, de prácticas
sexuales, de adicciones etcétera. Ahora, todos se creen sociólogos,
epistemólogos, psicólogos, como si realizar una encuesta a partir de
un cuestionario fuese por sí mismo científico. Se opera como si los
números y el discurso que de ellos deriva fuesen apodícticos, ignorando
lo que Javier Meza analiza en este mismo libro: “A menudo las
palabras nos usan y nos dictan nuestros discursos, de ahí que lo más
importante es aprender a usarlas y a tener mucho cuidado con ellas,
tanto con lo que dicen como con lo que no dicen y con la forma como
lo dicen”. Esta afirmación puede trasladarse al caso de los números,
que no hablan por sí solos, sino que dependen de cómo los usemos,
de que descubramos qué dicen y cómo nos lo dicen, y sobre todo
qué nos dicen. Con frecuencia éste es un error que comenten los que
piensan que la verdad absoluta está en los números y confían todo a
la interpretación numérica de las encuestas. No creemos que esto sea
con el ánimo de engañar a los lectores, sino que es producto de una
falta de vigilancia epistemológica que conlleva el autoengaño.
Cuando hablamos de investigación, no nos referimos exclusivamente
a los grandes investigadores consagrados y catalogados como
sni iii o eméritos, sino también a los jóvenes aprendices que se encuentran
en las aulas, tanto de la primaria como las universitarias,
ya que una buena educación debería enseñar a cuestionar todos los
eventos y a analizarlos antes de aceptarlos y darlos como verdades
irrefutables. Pero para ello se requiere formación, preparación,
ejercicio y trabajo que nos permita recuperar el conocimiento acumulado
socialmente y re-crearlo para nosotros mismos. Esto es lo
que denominamos investigación formativa, o investigación para aprender.
Aprender a aprender implica investigar en términos generales, lo
que nos permitirá, posteriormente, generar nuevo conocimiento.
Esto es lo que se denomina investigación generativa.
Investigar resulta difícil porque no hemos sido habituados para
ello desde la temprana educación, sino al contrario, la sociedad mata
la creatividad, la curiosidad y la tendencia a investigar propias de los
niños para “protegerlos de los peligros en los que puedan incurrir”.
Pero lo mismo sucede en la escuela, en la que un adiestramiento memorístico
termina por sofocar toda tentativa de saber más y de buscar por cuenta propia. El resultado es la pereza mental que nos invade
cuando estamos en la universidad. Esa actitud es la que dificulta el
proceso investigativo. No estamos acostumbrados a preguntarnos el
porqué de las cosas, no cuestionamos, aceptamos el argumento de
autoridad y admitimos lo que se nos dice como verdad absoluta. El
principio de la investigación es el cuestionamiento, el preguntarse por
qué, cómo, cuándo, dónde, quién lo dijo o lo hizo, para qué, cuál es
el sentido de los acontecimientos. Es, por tanto, una actitud frente a la
vida ante las situaciones que vivimos o influyen en nuestra existencia.
Por ello es una actitud vital, vivencial, cuestionante de nuestra propia
pasividad y sumisión ante la imposición de un punto de vista o de una
voluntad política.
No se trata sólo de aplicar un método —aunque cuando se está
aprendiendo es importante tener una guía—, sino de sentir y vibrar
con la pasión propia del adolescente que descubre el amor por primera
vez, a fin de vivir con pasión la aventura del descubrimiento
del conocimiento y de su re-creación a partir de la apropiación del
mismo para penetrar en los arcanos de la realidad. No se trata de
saber toda la verdad, sólo la verdad y nada más que la verdad, sino
de penetrar en el laberinto de la realidad, vista desde nuestra subjetividad,
y conocer algunos de sus aspectos. El método ayuda, pero no es
todo, se requiere ese pathos que decían los griegos (pasión, sentimiento
profundo) para involucrarse en los acontecimientos y tratar de llegar
a una explicación plausible y cercana a la realidad. Es un camino
propio —“caminante no hay camino, se hace camino al andar”—, a
investigar se aprende investigando, pero la ayuda es necesaria y debe
ser bienvenida —es lo que Vigotsky denomina “aprendizaje colaborativo”
y “zona de desarrollo próximo”, que admite el apoyo del tutor,
del maestro o de quien tiene más experiencia que nosotros—. Luego,
hay una parte de guía y una parte de autoaprendizaje. Hay una buena
dosis de aprendizaje y una, tal vez mayor, dosis de creatividad,
poesía y arte. Por eso hablamos del difícil arte de investigar, que no
sólo es método, sino prosa, poesía, literatura, filosofía, algo de mito, si
por mito entendemos las explicaciones fundantes de una sociedad, de
un grupo o incluso de una familia que dan vida a una realidad social,
encarnada en los hombres y sus relaciones: el conocimiento no sólo es
científico, sino también estético.
La construcción de la realidad por el investigador responde a la
pregunta que se hace Gerardo Ávalos en su trabajo: “¿Es la forma social producto de la mente genial del filósofo, pensador o científico
que la concibe y la comprende o, antes bien, es un resultado histórico,
encarnado, por decirlo así, en el pensamiento de un individuo concreto
de carne y hueso?” En cierta manera el sujeto cognoscente construye
la realidad desde la posición que su tiempo y espacio históricos le han
proporcionado; en otros términos, desde su horizonte de cognoscibilidad,
su experiencia vivencial y los intereses subyacentes a su acción,
que dimanan de una persona concreta ubicada históricamente en un
espacio y contexto socio-temporal determinados. El conocimiento, para
Piaget, es un proceso de acción transformante de la realidad conocida,
y, por ende, del sujeto cognoscente, a partir de la experiencia y de los
conocimientos anteriores que permiten interpretar las realidades relativamente
nuevas en una estructura conceptual dominada por el sujeto
y en la cual se estructuran la percepción de las nuevas experiencias,
es decir que posibilitan la transferencia de conocimientos a la nueva
realidad construida y por explicar. Si bien no se trata del proceso de
adecuación propuesto por Aristóteles entre sujeto y objeto, es indudable
que entre sujeto cognoscente y realidad construida como objeto de conocimiento
hay una relación constituyente del proceso de construcción
del conocimiento por parte del sujeto, que modifica tanto a la realidad
conocida como al sujeto mismo. No se trata sólo del individuo, sino del
sujeto colectivo, es decir, la sociedad, porque el conocimiento es una
construcción social, es un proceso colectivo, que supera el proceso neuronal
propio de cada individuo, como lo menciona Fernando Sancén
en este mismo texto. El conocimiento se produce en la acción misma
sobre el entorno social y natural del hombre, en la interrelación de los
sujetos con el mundo exterior, en el contacto con lo diferente, con la
otredad, cargada de su experiencia vital y en devenir constante.
Teoría y datos
Uno de los principales obstáculos que se manifiestan en los estudios
sociales es la posición o postura ideológica del positivismo, que
proclama la realidad absoluta de los hechos como la única verdad.
Postura que destruye al individuo como sujeto cognoscente y lo reduce
a ser un mero reflejo de lo exterior. “Los hechos hablan por
sí mismos”, sería la afirmación que nos hacen los positivistas. Todo
se deriva de una teoría general de la cual se deducen las hipótesis y se trata de ubicar los hechos dentro de esta teoría de manera que
demuestren o desmientan las hipótesis formuladas deductivamente.
Nada más lejano de la realidad, por lo menos en cuanto a las ciencias
sociales se refiere.
Lo mismo sucede con los matemáticos, que consideran a la estadística
como el método supremo de investigación: si es cuantificable,
es científico; si es científico, luego es verdad. Se parte de un sofisma
muy engañoso por cuanto proclama que lo cuantificable es científico:
los fenómenos son cuantificables, luego los fenómenos son científicos:
nada más alejado de la realidad. Los fenómenos por sí mismos no son
científicos ni a científicos, simplemente son, se presentan en la realidad
social. Lo que es científico es la forma de abordarlos, de conocerlos,
de analizarlos, de interpretarlos. Los números pierden la relacionalidad
que existe entre los individuos y sus circunstancias concretas
para unificarlos, homogeneizarlos y otorgarles el mismo sentido a las
respuestas cuantificadas independientemente de los intereses propios
de los mismos sujetos. Los seres humanos son cosificados, fetichizados,
separados de sus propias intencionalidades para considerarlos
como un todo homogéneo y cuantificable per se, en el que se pierde
la intersubjetividad conceptuada y abierta a dimensiones más allá de
la cantidad.
A partir de estas constataciones nos parece relevante el trabajo
que presenta Gerardo Ávalos en esta obra al sostener su hipótesis de
que “el arte de investigar debe practicarse siempre y necesariamente
desde una constelación categorial adelantada por algunos pensadores
imprescindibles, so pena de descubrir lo obvio”. Partiendo de autores
clásicos provenientes del campo filosófico y de la economía política,
como es el caso de Marx, Ávalos nos ilustra acerca de la necesidad de
partir de un campo teórico ya elaborado por autores que nos precedieron.
El cual ciertamente puede ser modificado, mejorado, superado,
pero necesario para anclar nuestra comprensión de la realidad social
e interpretarla desde nuestro horizonte de cognoscibilidad dentro del
cual adquieren sentido los acontecimientos y los hechos sociales que
investigamos. Esto no anula el proceso de creatividad artística y estética del conocimiento, sino lo fortalece y le da cimientos independientemente
del método elegido. Ello significa que desde el punto de vista
epistemológico, cualquier método requiere una justificación teórica.
Ya lo decía el propio Comte, todo método requiere de su propia teoría.
Por ello, en una investigación científica se requiere una discusión.
epistemológica acerca del método utilizado y de la rigurosidad de las
técnicas de recolección de la información, así como de la manera en
cómo fueron analizados los datos a la luz de los principios teóricos
que se han manejado. Sin embargo, no se trata de justificar las teorías,
sino de explicar la realidad, por ello el pensamiento científico
es abierto y cambiante y las teorías, por consiguiente, deben tener la
capacidad de modificarse si la realidad así lo exige. La función de un
marco teórico es precisamente proporcionar este corpus de referencia
para la investigación y la información que se está analizando. Lo cual
no quiere decir que las hipótesis deban deducirse de la teoría, sino
de la problemática que se está abordando en relación con la posible
teoría que enmarca a la investigación.
El Proceso mismo de la investigación
La formación para la investigación, o el aprendizaje fundamentado
en la investigación, es un modelo educativo que se aplica en el sistema
modular de la Universidad Autónoma Metropolitana-Xochimilco;
es decir, mediante un método de apropiación del conocimiento por
descubrimiento, se trata de formar a los jóvenes estudiantes en el arte
de investigar como una manera de aprender y, posteriormente, de
generar conocimiento.
Este proceso lleva a adentrar a los alumnos en las diferentes partes
que implica una investigación en cualquier disciplina que estudien. Por
ello es importante ubicarse en el campo propio de la ciencia estudiada
antes de introducirlos en la investigación interdisciplinaria o multidisciplinaria.
El campo de estudio es la dimensión macrosocial de una
ciencia, cualquiera que ésta sea, y constituye en cierta manera una
especificidad en relación con las demás ciencias, aunque tenga puntos
de contacto con ellas. De esta manera, podemos afirmar que la sociología
es muy cercana a la antropología, sin embargo sus campos de
estudio son muy diferentes, a pesar de los puntos de contacto y de ser
el hombre en sociedad quien se constituye en objeto de estudio de ambas
ciencias. La antropología estudia a los seres humanos desde una
perspectiva cultural y humanística, así como desde el punto de vista
de evolución biológica y adaptación fisiológica al medio ambiente,
cultura, lengua y costumbres, lo que da origen a las dos tradiciones:
antropología física y antropología cultural; en tanto que la sociología tiene como objeto propio de estudio las relaciones de poder que se
instauran en la interacción social de los individuos en el seno de la
sociedad; interacciones mediadas por el habitus de los sujetos, según lo
diría Bourdieu.4
Sin embargo, no es suficiente ubicarse en el campo de estudio, sino
plantear un objeto de estudio, un problema que pueda ser abordado
en un tiempo determinado y delimitado en su alcance espacio-temporal
y en su amplitud a fin de poder estudiar uno o varios aspectos
a profundidad. Es lo que se denomina planteamiento del problema, que
tiene que ver también con el enfoque teórico que deseamos asumir.
De esta intencionalidad emerge el recurso a la epistemología de Piaget
para explicar el proceso de conocimiento y el papel de la investigación
en la construcción del mismo, por parte del alumno. Lo que es
importante desde el punto de vista epistemológico es la necesidad de
problematizar el objeto de estudio, de lo contrario no tendríamos
posibilidad de abordar la realidad a investigar. Por ello, es necesario
reflexionar sobre el sentido de “construir la realidad”, que no es lo
mismo que “explicarla”, ya que la realidad histórica se construye por
sujetos que interactúan, por tanto, es una construcción colectiva, y el
conocimiento es construido socialmente como lo afirma Olivé en La
construcción social del conocimiento.
Por los caminos de la ciencia
Hacer investigación parece ser un mandamiento universitario que se
debe cumplir cueste lo que cueste. Nada más alejado de la realidad.
Las funciones universitarias son fundamentales para la institución, no
así para los individuos concretos, es decir, profesores y alumnos. Una
de las funciones es efectivamente realizar investigación, y la misión
de la uam-x es la de comprometerse con los grupos sociales menos
favorecidos. Para ello, la investigación y la difusión de la cultura
son parte de esta misión universitaria. Sin embargo, hay excelentes
maestros que no hacen investigación generativa, sino se limitan a la
investigación para el aprendizaje, es decir, recuperan conocimientos, se los apropian y coordinan procesos de enseñanza-aprendizaje de
alta calidad. Ambos tipos de investigación son necesarios en el ámbito
universitario y útiles para la sociedad. Por eso el cuestionamiento
que se hace Alberto Pierdant por qué y cómo investigar es central en el
cumplimiento de la misión universitaria para impulsar el desarrollo y
crecimiento del país, formando a sus cuadros directivos en todos los
campos del saber para promover no sólo los aspectos económicos sino
también los sociales como la justicia, la equidad y la solidaridad.
Sobre el cuestionamiento de por qué investigar, pueden existir diversos
intereses para hacerlo, sin embargo, el que nos parece central
es el deseo de saber, de conocer a fondo una realidad, una situación
específica, descubriendo sus causas y efectos, sus alcances y limitaciones
para explicarnos los mecanismos que operan detrás de las eventos
sociales. De esta manera, no sólo conocemos una realidad, sino que
aportamos un nuevo conocimiento al acervo teórico correspondiente.
En relación al cómo hacerlo, Pierdant avanza dos caminos que
sintetizan los diferentes métodos: el análisis cualitativo y el análisis
cuantitativo del problema. A ello podríamos añadir una manera mixta,
es decir, trabajar datos cuantitativos y aspectos caulitativos de un
mismo problema. En todo caso, aun los resultados numéricos requieren
de un cierto marco teórico para ser interpretados, pues es un error
epistemológico pensar que los núneros hablan por sí mismos o que
la realidad no necesita ser interpretada. La reflexividad se aplica no
sólo a lo cualitativo, sino también a lo cuantitativo so pena de caer
en lo obvio.
Los caminos de la investigación son multivariados y enriquecedores,
y al mismo tiempo diferenciadores de las posturas teóricas e
ideológicas de los investigadores. Las grandes diferencias se ubican
en el proceso de interpretación de los datos a partir de las premisas
teóricas de partida: trabajos teóricos y trabajos empíricos. Los trabajos
teóricos se orientan más al análisis de las propuestas teórico-metodológicas
de los autores estudiados. Los trabajos empíricos se orientan
al descubrimiento de las situaciones reales que se dan en situaciones
concretas, que implican trabajo de campo y con frecuencia poca teoría;
por lo general son más descriptivos que analíticos. Entre éstos
se encuentran proyectos de carácter cuantitativo fundamentados en
análisis estadísticos En cuanto a su impacto, se consideran dos grandes líneas de investigación:
la básica y la aplicada. La primera está orientada a la generación de nuevos conocimientos y la segunda a la solución de
problemas. Ambas posturas son necesarias e importantes. La investigación
aplicada implica también orientación hacia la tecnología, sin
embargo, es indispensable la epistemología para asegurar la capacidad
creativa de conocimiento por parte del investigador. Es decir, al
recurrir a la epistemología el investigador se convierte en un teórico
de la ciencia, que no es lo mismo que hacer ciencia. En este sentido,
para Severo Iglesias “el científico hace ciencia a través de un método
y a partir de ciertos conceptos, pero cuando se pone a pensar de manera
epistemológica sobre lo que está haciendo, ya no hace ciencia,
deja de ser científico para convertirse en un científico de la ciencia,
para convertirse en un epistemólogo”.5 La investigación básica está
sujeta al análisis epistemológico para asegurar que el conocimiento
construido es realmente científico y puede dar pie a una aplicación
concreta dadas las mediaciones necesarias para vincular conocimiento
y problemas concretos a solucionar.
De acuerdo con las grandes corrientes históricas, los métodos en
las ciencias sociales, se han clasificado en dos grandes campos: cuantitativos
y cualitativos. Desde el punto de vista de las ideologías manejadas
y de los corpus teóricos construidos se han clasificado como
funcionalistas, estructuralistas, historicistas, sociohistóricos, marxistas,
fenomenológicos, positivistas, inductivos, deductivos, abduccionistas,
reconstructivos o de la reconstrucción, del concreto abstracto concreto,
método comprehensivo, así como combinaciones de los mismos.
De acuerdo con el paradigma dominante, se considera como “método
científico” al método experimental positivista, lo cual, hoy en día, nos
parece un debate sobrepasado. Podemos afirmar que todos los métodos
sin son rigurosos son científicos y todos aportan nuevos conocimientos,
la elección de uno u otro depende del problema a investigar,
y también de la postura ideológica del investigador.
En cuanto a la orientación y las técnicas utilizadas, se consideran
dos grandes divisiones: métodos cuantitativos y métodos cualitativos,
y una combinación de los mismos. Según Rodrigo Pimienta, “ambos
métodos, se consideran útiles de manera individual o complementaria,
el acierto del investigador estriba en aplicarlos de forma provechosa
en aquellos casos para los que resultan más adecuados”. En
todo caso de lo que se trata nuevamente es de explicar la realidad, no de justificar un método u otro, y “es preciso reconocer que ni un
conjunto de técnicas concretas, ni una serie de postulados axiomáticos
bien elaborados son suficientes para expresar sin ambigüedades el
mundo real”; es decir, los conceptos no son suficientes para abarcar y
explicar toda la realidad. En todo caso, la epistemología es indispensable
para asegurar un análisis correcto de los datos y una interpretación
que dé cuenta de la realidad. Sin embargo subsiste una discusión
abierta, tal vez no tan virulenta como en el pasado, cuyos vestigios
aún perduran en algunos autores ortodoxos. Las discriminaciones de
uno y otro lado terminan en un diálogo estéril, como lo demuestra
Noemí Luján en su trabajo.
Retomando a Pierdant, cuando se habla del método cuantitativo
“nos referimos generalmente al análisis y solución de problemas en
cualquier área del conocimiento que utiliza herramientas matemáticas,
de datos numéricos o no numéricos (cualitativos) que son susceptibles
de una medición, e información numérica”.
Pero cuando hablamos de métodos cualitativos entramos en un
campo más emotivo, lo cual no quiere decir menos científico, donde
hay un involucramiento subjetivo de parte del investigador que favorece
la comprensión de las acciones de los individuos o grupos analizados
de manera más profunda. Es decir, los métodos cualitativos
permiten estudios a mayor profundidad, aunque con menor extensión
que los cuantitativos, por lo que las generalizaciones tienden a tener
diferentes alcances: unos trabajan sobre la medición, los otros sobre la
comprensión. Dilema siempre presente cuando se trata de la creación
de saberes en las ciencias sociales. La generalización es la pretensión
de la universalización del conocimiento, de la objetivación del mismo
y de la garantía de validez, afirma Raymundo Mier. Mientras que
los métodos cualitativos “tratan de comprender lo social a partir de
la construcción de vínculos que hacen viva y patente la condición
de otredad radical de aquellos a quienes queremos comprender”. La
investigación requiere establecer vínculos con los otros, integrarse en
su esfera de sentido y someterse a sus condiciones, al tiempo que los
otros se inscriben en la esfera de sentido de quien busca comprender y,
en esa medida, transfigurar de manera indeterminada las condiciones
de su propia identidad. Eso nos separa para siempre de los físicos y de
las ciencias duras. Nos aparta de los imperativos, las exigencias y los
métodos de la relación sujeto-objeto y nos coloca en una relación sujeto-sujeto.
En este sentido se producen las paradojas de la investigación, las objetivantes y las que buscan comprender la génesis de lo social a
partir de la composición normada de formas de interacción dual.
Por ello los métodos cualitativos establecen una relación intersubjetiva
sujeto-sujeto dialógica en el proceso de construcción del régimen
simbólico en los procesos de atribución y asunción del sentido que
trastoca, según Mier, todo el juego de percepciones y nominaciones,
y someten a los procesos sociales a los tópicos de la comprensión, a
una condición totalmente ajena a todo régimen de cuantificación. Esa
condición abierta y dispuesta a lo contingente cancela toda petición de
garantías. No hay verificación “no subjetiva” de los “datos”, no hay
respetabilidad. Porque el conocimiento de lo social se inscribe en el
ámbito de la creación y de la intervención, es decir, en el ámbito de la
política, la ética y la estética. Por ello mismo, investigar es un arte.
Bajo esta perspectiva podemos considerar a la investigación cualitativa
como una alternativa a la investigación cuantitativa. No se
opone, no la niega, se puede servir de ella en determinado momento
y combinar ambas formas de investigación en aras de la explicación
de la realidad. Sobre todo si tomamos en cuenta la argumentación
de Mier en el sentido de que las teorías son matrices potenciales de
inteligibilidad, es decir, de posibles interpretaciones.
Método y Técnicas de recopilación de información
En un tratado como el que aqui se presenta, no podíamos eludir este
problema que desde el punto de vista epistemológico es central en la
discusión de los procesos investigativos ya que con frecuencia se confunde
el método con el uso de las técnicas. Esta confusión es producto
de la ausencia de pensamiento epistemológico y de la creencia de que
siguiendo el método fielmente se llegará a la verdad —verificable,
objetiva y cuantificable, y lo que es más, repetible por cualquier investigador
que siga los mismos pasos—. Y esto sólo se logra recurriendo
a las técnicas de investigación.
Para aclarar esta confusión es necesario revisar lo que es la metodología,
el método y las técnicas de recolección de datos. Conviene
notar que decimos “técnicas de recolección de datos”, no “técnicas de
investigación”. En la realización de la investigación se requiere seguir
un método con su marco teórico de referencia propio; las técnicas son
instrumentos para recuperar la información.
La metodología es la ciencia que estudia el conjunto de métodos que
rigen una investigación científica o una exposición doctrinal de manera
que establezca las condiciones de construcción de conocimientos
que den cuenta, aunque sea de manera parcial, de una realidad objeto
de estudio de acuerdo con el método utilizado. Sin embargo, no debe
confundirse con la epistemología, que se ocupa de ver la relación de
adecuación estrecha entre la aplicación del método y las técnicas utilizadas
para recuperar información, así como de la lógica del análisis
de los datos a la luz de una matriz teórica de referencia que posibilita
su interpretación. La metodología se ocupa de buscar estrategias para
aumentar el conocimiento. La epistemología se encarga de analizar
y verificar la lógica de la relación teoría-práctica en la construcción
de conocimiento válido. Por ello la metodología implica una toma de
posición teórico-epistemológica para la selección del método a seguir
dependiendo del problema a investigar. En otras palabras, la metodología
constituye una etapa específica que procede de una posición
teórica y epistemológica para la selección de un método específico y técnicas
concretas para la investigación.6 La metodología, entonces, depende
de los postulados que el investigador cree que son válidos, ya que la
acción metodológica será su herramienta para analizar la realidad estudiada.
El método se concibe como la concepción lógico-matemática que
se tiene sobre la realidad y la manera de abordarla. Un método científico,
por su parte, es el procedimiento o sucesión de pasos seguidos
por una ciencia para alcanzar conocimientos válidos que puedan ser
verificados por instrumentos confiables. Podría decirse que el método
es el conjunto de pasos lógicos que permite que el investigador pueda
reconstruir la realidad analizada sin tener que renunciar a su propia
subjetividad. Implica una visión de la realidad, un corpus conceptual
y una manera de hacer. Por lo tanto, las técnicas no pueden ser el
método. El recurrir a una u otra técnica para recabar información
dependerá del tipo de investigación, del tipo de información que se
necesite: cuestionario, entrevista, observación directa, participante,
observación etnográfica, historia oral, análisis documental, análisis del
discurso, de contenido.
La investigación participante constituye una modalidad cuya técnica
implica reflexividad y espíritu crítico y apertura por parte del investigador,
sobre todo para establecer el diálogo con el otro, tomando en cuenta, no sólo las diferencias que puedan existir, sino las semejanzas,
ya que es un diálogo entre dos sujetos pensantes, con sentimientos
propios y subjetivos. En este sentido, Noemí Luján afirma: “La escucha
y el diálogo como dispositivos para la construcción de datos
sociales tienen implicaciones epistemológicas y éticas muy relevantes
que intervienen en las razones por las cuales el investigador elige una
u otra alternativa metodológica”.
Esperamos que la lectura de estos textos facilite el aprendizaje del
difícil Arte de Investigar a los estudiantes universitarios, suscitando en
ellos el espíritu científico, crítico y creativo que contribuya a la solución
de los problemas que enfrente el país en los diferentes campos
del saber.
Resuelve las siguientes preguntas.
1-¿Cual es la importancia de investigar ?
2-¿Cual es la diferencia de la investigación cualitativa y cuantitativa?
3-¿Cual es el método mas apropiado para la recopilación de información ?
4-Explique lo que afirma Noemí Luján “La escucha y el diálogo como dispositivos para la construcción de datos sociales tienen implicaciones epistemológicas y éticas muy relevantes que intervienen en las razones por las cuales el investigador elige una u otra alternativa metodológica”
5- Explica el interrogante que hace Gerardo Ávalos en su trabajo: “¿Es la forma social producto de la mente genial del filósofo, pensador o científico que la concibe y la comprende o, antes bien, es un resultado histórico, encarnado, por decirlo así, en el pensamiento de un individuo concreto de carne y hueso?”